sábado, 23 de enero de 2010

EL SIGUIENTE COLAPSO DEL MUNDO

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EL SIGUIENTE GRAN COLAPSO DEL MUNDO
Por Gordon G. Chang

Gordon G. Chang es autor de "The Coming Collapse of China" ("El Próximo Colapso de China") (2001) y "Nuclear Showdown: North Korea Takes On the World" ("Enfrentamiento Nuclear: Corea del Norte Contra el Mundo") (2006) .

NUEVA YORK - ¿Se ha recuperado la economía global? Los pronosticadores dicen que habrá una recuperación este año del 2.4%, pero se les olvida algo. China podría hundirse pronto, y, si sucede, el estado más poblado del mundo arrastrará al resto consigo.
En este momento, la crisis en China perece ser lo último de que debiéramos estarnos preocupando. Después de todo, el año pasado China superó a América como el principal fabricante de automóviles del mundo y pasó a Alemania como el principal exportador. El jueves, Beijing anunció que el crecimiento para el cuarto trimestre de 2009 fue del 10.7% y del 8.7% para todo el año. Algunos analistas dijeron que los números eran tan fuertes que el país rebasó a Japón para convertirse en la segunda economía más grande del mundo. Los mercados de valores, los precios de las propiedades, lo que usted nombre: Todo lo chino está por los cielos.
Dubai estuvo ahí también algún día. Los mercados globales, por ello, temblaron en noviembre cuando se anunció que Dubai World, la firma estatal de inversiones de Dubai y principal deudor corporativo, había pedido una extensión sobre sus obligaciones de $59,000 millones. Los problemas en el próspero emirato han sido evidentes por algún tiempo, pero los inversionistas en acciones fueron atrapados desprevenidos, pensando aparentemente que un incumplimiento no habría de ocurrir.
Obviamente estaban equivocados. Los mercados globales, por ahora, pasaron el shock, en parte debido a que el emirato es pequeño. China, por otro lado, no lo es. El legendario vendedor corto James Chanos, quien predijo los fracasos de Enron y Tyco, dice que el país es "Dubai 1,000 veces -- o peor."
Como Dubai a principios del año pasado, China está ahora llegando al clímax de su burbuja. A primera vista, no hay mucho que conecte a esta pequeña ciudad-estado con el país de tamaño continental. Pero ambos sufren de sobreexpansión.

El modelo económico de China apoyado en las exportaciones produjo un crecimiento espectacular en el periodo de la postguerra fría con la aparentemente inacabable globalización y desarrollo económico. Pero el comercio global ha estado estancado luego de caer significativamente el año pasado. Como resultado de los problemas en el extranjero, las exportaciones chinas bajaron 16% en 2009. Hay pocos prospectos para una recuperación sostenida este año.
Beijing, ignorando la recomendación de Washington y otras capitales, no trató, en tiempos de bonanza, de reestructurar la economía para favorecer el consumo. En lugar de ello, el gobierno chino buscó aprovechar al máximo la entonces pujante demanda exterior. El papel del consumo, por ello, disminuyó, cayendo de un promedio histórico del 60% de la economía a cerca del 30% el año pasado. Ningún país tiene una tasa más baja.
Para compensar la decreciente demanda en el extranjero y el más lento gasto de consumo interno, el Consejo Estatal, el gabinete del gobierno central, anunció un plan de estímulo en noviembre de 2008. Beijing dijo originalmente que gastaría $586,000 millones durante 2010. En el primer año completo del programa, sin embargo, ha desembolsado, directamente y a través de los bancos estatales, alrededor de $1.1 billones en estímulos.
El plan, nada sorprendentemente, está creando producto interno bruto, pero el crecimiento es una "euforia azucarada" artificial. Por un lado, el gasto de estímulo de Beijing el año pasado fue la cuarta parte de la economía total. Ahora, quizá hasta el 85% del crecimiento de China es atribuible a las inversiones del estado, como observaron recientemente analistas chinos.
A pesar del masivo gasto estatal, la economía del país no está particularmente robusta. Las estadísticas de consumo de energía, indicador crucial de la actividad económica, muestran que la economía se expande apenas a las dos tercereas partes de la tasa anunciada. Además, los precios al consumidor esencialmente sin cambio el año pasado hunden los reportes oficiales de prósperas ventas al menudeo. Lo mismo que la disminución del 11.2% en las importaciones, otra señal de una lenta demanda interna. Y si la economía está realmente creciendo en dígitos dobles, ¿por qué insiste Beijing en continuar con el estímulo?
Pero por rápido que esté creciendo la economía, las políticas de China son insostenibles. Primero, el gobierno central se verá presionado para encontrar dinero y financiar sus gastos. Los déficits presupuestales crecen rápidamente, una restricción a los gastos adicionales. Más importante, los reguladores de Beijing están preocupados de que los bancos estatales, principal fuente de fondos de estímulo, se estén sobreextendiendo y acumulando malos créditos.
Thomas Friedman, columnista del New York Times,sin embargo, piensa que nada de esto será un problema. Diciendo que China no es la siguiente Enron, otorga este consejo a Chanos: "Nunca vendas corto a un país con reservas en divisas extranjeras por $2 billones."
Pero las reservas récord de Beijing -- ahora de $2.4 billones -- son esencialmente inutilizables para este propósito. ¿Por qué? Los líderes de China necesitan divisa local, el renminbi, para enfrentar necesidades domésticas. Si convierten sus reservas en renminbi, harán que la divisa se dispare en valor y ahogue al crítico sector de las exportaciones. Las reservas extranjeras sólo tienen usos limitados en crisis domésticas.

Segundo, el plan de estímulo del estado lleva a la nación en la dirección equivocada. Favorece a las grandes empresas estatales sobre las firmas privadas de tamaño medio y las instituciones estatales del estado desvían el crédito a la infraestructura auspiciada `por el estado. En el curso de las últimas tres décadas, la economía de China se ha expandido a una taza anual promedio del 9.9% debido al sector privado , pero ahora Beijing renacionaliza la economía con dinero del estado.

Tercero, la oleada de efectivo del gobierno a las empresas estatales de Bejing afectará su competitividad, como una similar marea de dinero dañó severamente a las corporaciones de Japón durante los años de la burbuja. Los gerentes japoneses descubrieron que podían ganar dinero manejando su efectivo que con cualquier otra cosa, y abandonaron así su negocio primario. Esencialmente lo mismo ocurre en China. Más o menos la quinta parte de los créditos de los bancos estatales han entrado a los ascendentes mercados de valores del país, y otra gran proporción alimenta las burbujas en los mercados de propiedades. Lo peor de todo, los casinos de Macau han disfrutado una reciente bonanza, aparentemente atrayendo grupos de grandes apostadores chinos que apuestan dinero desviado de los estímulos.

Finalmente, el gasto del estímulo, al pasar el tiempo, pierde efectividad para crear crecimiento. El país ya tiene una nueva ciudad vacía -- Ordos en Mongolia Interior -- y miles de instalaciones vacías, especialmente en los centros comerciales. Las nuevas fábricas están subutilizadas.

Con todas sus fallas, el programa de gastos del Consejo Estatal es lo único que parece estar generando crecimiento en estos momentos. Desafortunadamente para el gobierno, su plan también está creando desequilibrios y dislocaciones que serán difíciles de manejar este año.
Los funcionarios chinos, trabajando en una economía dirigida por el estado, tuvieron en el pasado la habilidad de diferir los problemas. Pero los retos que enfrentan han crecido con el tiempo al buscar políticas pro-crecimiento en lugar de implementar un cambio estructural. Y por ello es que, cuando sus políticas de crecimiento se queden sin vapor -- y pronto ocurrirá -- China se convertirá en el siguiente Dubai. Sólo que más grande.


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