viernes, 12 de marzo de 2010

UNA AMERICA EN DECADENCIA DEBE ENFRENTAR EL CRECIMIENTO DE CHINA BAJO SUS PROPIAS CONDICIONES.

http://www.tmsinternational.com/
Una América en Decadencia Debe Enfrentar el Crecimiento de China Bajo Sus Propias Condiciones



Por Martin Jacques
Global Viewpoint - Spanish

Martin Jacques es autor de "When China Rules the World: The End of the Western World and the Birth of a New Global Order" ("Cuando China Gobierne al Mundo: El Fin del Mundo Occidental y el Nacimiento del Nuevo Orden Global").


LONDRES - Los enfrentamientos entre Estados Unidos y China parecen estarse volviendo más numerosos y más serios. Los chinos objetaron en términos fuertes el último trato de venta de armas americanas a Taiwán y amenazaron con sanciones en contra de las compañías involucradas. El presidente Obama acusó recientemente a los chinos de manipulación cambiaria. En Davos, Larry Summers, el director del Consejo Nacional Económico de la Casa Blanca, hizo un ataque oblicuo contra China por referirse a una política mercantilista.

El desacuerdo entre China y EUA en la cumbre climática de Copenhagen en diciembre ha continuado reverberando. El gobierno chino reaccionó fuertemente contra las pretensiones de Google -- apoyadas por la administración americana -- de que los ciberataques en su contra se habían originado en China y su declaración de que ya no cooperaría con la censura del gobierno a la Internet. EUA ha criticado crecientemente a China por su falta de voluntad para acordar sanciones contra Irán. Y finalmente el gobierno chino acusa a la administración de EUA por interferir en sus asuntos internos al insistir en una entre Barack Obama y el Dalai Lama en Washington.

Las cuestiones de contención se han producido rápida y fuertemente. En su mayoría, sin embargo, son difícilmente nuevas. La reacción china al trato de armas con Taiwán era completamente predecible, siendo la única novedad la amenaza de sanciones. Taiwán sigue siendo la prioridad más importante para la política exterior china. Su respuesta al Dalai Lama en Washington es igualmente predecible.

Las declaraciones de Obama y Summers sobre la manipulación cambiaria y el mercantilismo respectivamente son un poco diferentes. Cierto, no son totalmente nuevas; el Secretario del Tesoro Timothy Geithner acusó a los chinos de manipulación cambiaria en enero de 2009. Pero desde la mal-juzgada declaración de Geithner, la administración americana ha preferido ahora ser más discreta.

Google y el cambio climático son relativamente nuevos huesos de la discordia. Pero no debe uno sorprenderse por estas disputas. El ascenso de China significa que ahora está involucrada en áreas del mundo y en temas en donde previamente tenía poco o nada en juego. Al volverse China crecientemente una potencia global con intereses por promover y defender en todo el mundo, entrará probablemente en conflicto con Estados Unidos sobre un creciente número de temas.

Parecería que la relación chino-americana está entrando en una fase marcadamente diferente. La cuestión clave es si esto llevará a una creciente acrimonia entre los dos países hasta el punto en que la relación bilateral entre ellos se vea seriamente dañada o si las relaciones generalmente positivas de las últimas tres décadas pueden continuar.
Hay un cambio más subyacente en su relación; el ascenso de China y la declinación de Estados Unidos. Aunque nada de esto es nuevo, esta última acaba de comenzar a reconocerse desde la crisis financiera global. Las expresiones del cambio del poder entre los dos son numerosas. La autoconfianza de China ha aumentado y, en una cierta forma, se ha vuelto más asertiva.
Esto ha sido más evidente en la forma en que China ha -- comprensiblemente -- expresado su preocupación por el valor del dólar, dando cabida a la cuestión de nuevos derechos especiales de cambio basados en la reserva de divisas, y culpado a la crisis financiera global al comportamiento de los bancos de occidente, especialmente americanos; aunque también puede verse en un cambio más general, aunque sutil, en las actitudes chinas.
Sería erróneo, sin embargo, concluir que ha habido un gran cambio en el enfoque chino hacia Estados Unidos. Por el contrario, las prioridades chinas fundamentales siguen como fueron marcadas por Deng Xiaoping. La avasalladora prioridad es el crecimiento económico y elevar a decenas de millones de la pobreza, y creando el ambiente externo más favorable para la búsqueda de este objetivo, que ha significado, y continua significando, sobre todo lo demás, una relación favorable con Estados Unidos.
Aunque los chinos pudieran jugar su mano con un poco más de autoconfianza y con una cierta mayor asertividad., no veo evidencia significativa que hayan abandonado su antigua y fuel postura. Por el contrario, ha funcionado bien para ellos y continúa así. El tiempo está de su lado, y por ello pueden darse el lujo de ser pacientes.

Pero, ¿qué para Estados Unidos? El hecho de que Estados Unidos acabe apenas de comenzar a despertar al hecho de que está en declinación es causa de seria preocupación. Está completamente impreparado para lo que ello podría significar que: ya no puede tratar con otros como lo ha hecho, que ya no puede asumir una posición de superioridad en sus tratos con China, y que tiene que buscar un entendimiento de China en vez de esperar que ésta continúe tocando el segundo violín.
Esta tardía conciencia de un debilitamiento de Estados Unidos ha ocurrido demasiado abrupta y precipitadamente para que su significado e implicaciones puedan ser apropiadamente digeridas por las élites políticas o el público americano. De hecho, la mayoría todavía niegan el hecho. Una clásica ilustración es la ampliamente expresada furia y frustración en los medios y círculos políticos en contra de la relativamente contrita actitud del presidente Obama hacia los chinos durante su visita a China en noviembre. De hecho, Obama tuvo razón en dos sentidos: primero, EUA tiene que aprender ahora a tratar con China en igualdad de condiciones y segundo, debe tener cuidado con el papel de China como su acreedora.
Dicho simplemente: La principal preocupación no es que China sea demasiado grande para sus botas -- cuando menos en el corto plazo -- sino un creciente sentimiento de frustración americana de que sus botas no son ya tan grandes como fueron antes o deberían ser, junto con una falta de disposición o una terca negación a tratar con China sobre ninguna otra base que no sean las condiciones americanas.
Las consecuencias podrían ser muy serias. Las relaciones entre los dos países podrían constantemente deteriorarse con implicaciones negativas para el resto del mundo. Esto no hará ningún bien a nadie. Hará las cosas muy difíciles para China y podría hacer más lento su progreso, pero Estados Unidos podría sufrir todavía más.
China no debe confundirse en la mentalidad americana con una Unión Soviética versión 2. Es un adversario muy diferente y mucho más formidable cuya fuerza última no es equipamiento militar sino poderío económico, y cuya arma diplomática no es el sable sino una gran paciencia.
(c) 2010 GLOBAL VIEWPOINT NETWORK/TRIBUNE MEDIA SERVICES

No hay comentarios: