viernes, 11 de junio de 2010

TURQUIA SUPLANTA A EGIPTO COMO DEFENSOR DE PALESTINA

Turkey Suplanta a Egipto como Defensor de Palestina

Por Alastair Crooke
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Alastair Crooke, exoperativo británico de la M16 en el Medio Oriente, es autor de "Resistance: The Essence of the Islamist Revolution" ("Resistencia: La Escencia de la Revolución Islamista"). Dirige el Foro de los Conflictos en Beirut.

BEIRUT, Líbano -- "Éste es un lenguaje que no habíamos escuchado desde la época de Gamal Abdul Nasser." Así escribió el influyente editor en jefe del periódico Al-Quds al-Arabi, refiriéndose a la feroz respuesta del primer ministro de Turquía Recep Tayyip Erdogan al asalto israelí contra la flotilla de Gaza -- agregando que estas posiciones y retórica "masculina" había desaparecido de los diccionarios de nuestros líderes árabes (desde la caída del presidente egipcio Nasser)." Lamentó que "los regímenes árabes ahora representan los únicos amigos que le quedan a Israel."

No hay duda de que es el presidente Hosni Mubarak de Egipto, sucesor de Nasser, a quien Abdel Bari Atwan principalmente se refiere; y no hay duda de que el asunto de la flotilla señala un parteaguas para Egipto -- y a un menor grado para Arabia Saudita. Ni siquiera el notoriamente delgado oído del presidente Mubarak a la simpatía de su propio pueblo por la causa palestina en Gaza podría dejar de escuchar el choque de las placas tectónicas del cambio en el Medio Oriente. Hasta Mubarak se ha sentido obligado a responder al ataque israelí. Ordenó la inmediata apertura del cruce egipcio hacia Gaza.

Lo que hemos estado atestiguando es otro paso -- quizá crucial -- en el cambiante equilibrio estratégico del poder en el Medio Oriente. La causa de los palestinos está pasando gradualmente de las manos de Mubarak y del rey Abdullah de Arabia Saudita. Son los líderes de Irán y Turquía, junto con el presidente Assad de Siria, quienes reconocen los vientos del cambio. Mubarak parece crecientemente aislado y se le proyecta como el más asiduo colaborador de Israel. Aquí en la región, son con frecuencia las embajadas egipcias el centro de las demostraciones populares.

Los motivos de Mubarak para su terco apoyo a Israel son bien conocidos en la región: Está convencido de que la puerta para obtener la luz verde de Washington para que su hijo Gamal pueda sucederle yace en Tel Aviv más que en Washington. Mubarak disfruta un mínimo de apoyo en EUA y si Washington va a ignorar sus principios democráticos para apoyar la imposición de Gamal, será porque Israel dice que este "ojo ciego" de los americanos es esencial para su seguridad.

Con este fin, Mubarak ha trabajado por debilitar y ahuecar la posición de los hamas en Gaza y por fortalecer la del presidente palestino Mahmoud Abbas. De hecho, ha buscado esta política a costa de la unidad palestina -- a pesar de su iniciativa de "unidad" regular. El corretaje unilateral de la paz de los egipcios es considerado aquí como parte del problema más que como parte de alguna solución palestina. Paradójicamente, es precisamente esta postura lo que ha abierto la puerta a que Turquía e Irán aprovechen el patrocinio de la causa palestina.

Pero detrás de esta aguda reacción de Turquía al asalto de Israel contra el barco turco hay una más profunda división regional, y ésta emana de la casi universal convicción de que el "proceso de paz" entre Israel y Palestina ha fracasado. Sus pilares estructurales se han desmoronado: el público israelí ya no cree que el principio de "tierra a cambio de paz" -- el principio de Oslo -- le vaya a traer seguridad. Más bien, los israelíes creen a quienes les dicen que cualquier retiro futuro sólo va a acercar más a los hamas. Los otros pilares de Oslo yacen rotos en el piso: la hasta ahora presumible "reversabilidad" del proyecto de asentamiento israelí y la posibilidad hipotética de que una imposición americana de último recurso a su propia solución se comprendan ahora por no haber sido más que quimeras.

Pero Egipto se niega a ceder ante el cambio en las circunstancias. Está casi solo como aliado de Israel. Pero en el cambio del poder regional hacia la capa norte de estados medioorientales -- Siria, Turquía, Irán, Qatar y Líbano -- continúa, y aumenta el paso. Egipto crecientemente tiene sólo memoria de su pasado grandor sobre el cual sostenerse. En términos contemporáneos su influencia ha estado disminuyendo por algún tiempo.

La única carta de Egipto es que es el otro vecino de Gaza -- fuera de Israel. Ha sido el reconocimiento de Egipto al sitio de Gaza -- alentado por el presidente Abbas en la ribera occidental, quien comparte el deseo de Mubarak de ver debilitados a los hamas -- lo que ha dado a Mubarak su posición en las cuestiones palestinas. Pero la marea islámica y regional estará fluyendo cada vez más fuerte en su contra luego de la acción de Israel en contra de la flotilla.

La Liga Árabe ya está hablando de apoyar a Turquía en cualquier acción legal en contra del asalto israelí contra el convoy de auxilio a Gaza. La Liga Árabe ha emitido también un llamado a otras naciones para romper el sitio israelí sobre Gaza.

Es demasiado temprano para decir que estas palabras señalen un punto de cambio en la política de la Liga Árabe. Pero es más bien el cambio en el balance regional estratégico de la región lo que señala en eje desde el cual el verdadero cambio podría ser posible.

Egipto y Arabia Saudita pueden concluir que el precio de ver el bastón del mando sobre tal cuestión tan clave y emotiva pase a manos no árabes como Irán y Turquía es demasiado alto, y demasiado vergonzoso. El escepticismo casi universal dirigido contra "el procedo de paz" entre sus propios pueblos ya ha dejado a estos líderes expuestos internamente.

Durante casi veinte años estos líderes han usado su involucramiento en el "proceso" como justificación para frenar la disensión interna; pero ya es una herramienta que ha perdido su magia. Ya están pagando el precio del cinismo popular.

Este es el dilema de Mubarak: permanecer bajo el sitio con la esperanza de que América le recompense con la sucesión de Gamal; pero al ignorar los vientos del cambio, pondría poner en peligro la mima supervivencia de Gamal. En cualquier caso, el control de Egipto sobre el "expediente" palestino no volverá a ser el mismo.

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