martes, 12 de enero de 2010

MIRANDO HACIA COPENHAGEN: EL CONVENIO DE LOS EMISORES GLOBALES RECONOCIOUNA REALIDAD GEOPOLITICA

Mirando hacia Copenhagen: el Convenio de los Emisores Globales Reconoci? una Realidad Geopol?tica

Por Anthony Giddens
Global Viewpoint - Spanish

Anthony Giddens, exdirector de la Escuela de Econom?a de Londres, es miembro de la Casa de Lords. Su ?ltimo libro es "The Politics of Climate Change" ("La Pol?tica del Cambio Clim?tico")

LONDRES - A?n si degener? en pleito, la reuni?n sobre el cambio clim?tico realizada en Copenhagen en diciembre conform? uno de los eventos clave de 2009. Se supon?a que deb?an establecer un "convenio global" al cual se sumar?an los pa?ses participantes. No ocurri?. El "Acuerdo de Copenhagen" -- una breve declaraci?n de principios y compromisos, producido por un peque?o grupo de estados -- fue el ?nico resultado tangible de las negociaciones.

Dos principales respuestas vienen de los comentaristas en la v?spera inmediata. Algunos discuten tras la l?nea de: "bueno, es mucho menos de lo que esper?bamos pero tenemos que buscar lo positivo y aprovechar lo mejor de una mala tarea." Otros -- la gran mayor?a -- declararon el resultado como una cat?strofe.

Mi reacci?n es diferente de estas dos. Es que el mundo pudiera inadvertidamente haberse tropezado con la forma m?s probable de comenzar a detener el cambio clim?tico en vez de hablar incansablemente de hacerlo. No es una ruta que necesariamente comandar? la aprobaci?n general, y la ONU en cierto grado queda al margen. Pero lleva promesa, porque reconoce realidades geopol?ticas centrales y funciona con en vez de en contra de ellas.

Los pa?ses que se reunieron para establecer el acuerdo fueron Estados Unidos, China, India, Brasil y Sud?frica. Dejando a un lado a Sud?frica, analice a los otros. Son las tres m?s grandes bestias del mundo en desarrollo en t?rminos de emisiones de gases de invernadero, adem?s del pa?s industrializado m?s contaminante del mundo, Estados Unidos. Una diversidad de otros estados ha indicado voluntad de sumarse.

Tenemos que innovar las relaciones internacionales en este momento si hemos de tener ?xito en el enfrentamiento al cambio clim?tico y sostener el aumento promedio de temperatura global en 2 grados Celsius. El acuerdo es apenas un principio, pero sobre el que puede trabajarse y en principio mucho m?s r?pidamente que lo que hubiera sido posible dentro del torpe escenario que se vio en Copenhagen. Si se puede dar al acuerdo una forma robusta, y en corto, podr?a ayudar a romper las actuales barreras en las que cada naci?n o grupo de naciones espera que las dem?s tomen la delantera.

Mucho depender? de cu?n s?lidas y pr?cticas sean las propuestas que, seg?n los t?rminos del acuerdo, presentar?n los pa?ses antes del 31 de enero para reducir las tasas de emisiones. Los planes deben ser plausibles y robustos y no s?lo una lista de deseos.

Con toda la ret?rica, la mayor?a han logrado muy poco hasta ahora -- el resto del mundo tiene raz?n al no estar impresionado. En la misma fecha, se requerir? a los pa?ses en desarrollo que deseen aceptar el acuerdo que fortalezcan sus planes para reducir sus propias emisiones. Por primera vez, se establecer? alguna especie de mecanismo de sanciones. La acci?n propuesta en los pa?ses en desarrollo que se pagar? con dinero de los m?s ricos recibir? monitoreo internacional.

?Qu? clase de marco podr?a emerger de todo esto al corto y mediano plazo? ?Significar? que los m?s peque?os y pobres pa?ses del mundo sufrir?n mientras los m?s grandes progresan por cuenta propia? No creo que necesariamente ser? as?, cuando menos si la arquitectura general es la correcta, y si se organizan para representar sus preocupaciones espec?ficas.

Lo qu? pas? con la Organizaci?n Mundial del Comercio, que ha seguid una especie de v?a paralela, puede proveer sugerencias muy ?tiles. Anticipando lo que ocurrir?a en Copenhagen, desarroll? una serie de propuestas en las mismas l?neas de mi libro, "La Pol?tica del Cambio Clim?tico," publicado hace nueve meses. El fracaso en la conclusi?n de un conjunto universal de acuerdos comerciales ha propiciado una variedad de nuevas medidas y nuevas organizaciones. La diversidad misma de los grupos y regiones involucradas ha demostrado ser tanto una fuente de fuerza como de debilidad. Lo mismo podr?a ser en el caso del cambio clim?tico.

Si se elabora exitosamente en el curso de los pr?ximos meses, el acuerdo podr?a proveer un ancla, pero necesitaremos adicionalmente acuerdos bilaterales y regionales y -- s?, -- "coalici?n de voluntades." Estados Unidos y China deben continuar negociando bilateralmente, independientemente de los acuerdos m?s generales a los que se comprometan.

Vamos a suponer que 190 pa?ses hubieran alcanzado un consenso en Copenhagen, pero que los dos que no fueran Estados Unidos y China. El marco de trabajo acordado no habr?a sido de mucho valor, ya que estos dos pa?ses contribuyen m?s del 40% de las emisiones totales de gases de invernadero. Mucho mejor, ser?a, comenzar con estas dos naciones, junto con los otros grandes pa?ses emisores, y asegurarse de que est?n preparados a trabajar entre s? de una manera seria y comprometida.

Debe haber un G3 por igual. La Comunidad Europea se encontr? relegada en Copenhagen -- una consecuencia de su antiguo problema de que no habla con una sola voz, y no pod?a mantener el ritmo de la r?pida toma de decisiones que deb?a ocurrir hacia el final de las negociaciones para obtener algo de ellas del todo.

Pero Cobn 550 millones de habitantes, tiene que tener una clave y ojala un papel de vanguardia. Los iniciadores del acuerdo sacaron la vuelta a la nada sana divisi?n que se ha presentado entre los pa?ses desarrollados y en desarrollo, en la que cada uno es visto como un bloque homog?neo; este ?nfasis debe continuar.

Los 20 m?s grandes contaminadores (entre quienes se incluyen varias grandes naciones en desarrollo) han contribuido casi el 90% de las emisiones totales desde inicios de la era industrial, deber?an reunirse tambi?n regularmente.

Podr?an pensarse muchas nuevas direcciones. Hay peligros obvios en un enfoque que no se concentra en hacer que todas las naciones firmen una plantilla com?n. Pero en estos momentos, no hay alternativa en caso alguno. Tal ?nfasis no se?ala el final del multilateralismo, ya que se necesitar? iniciar y avanzar muchas formas de cooperaci?n.

(c) 2010 GLOBAL VIEWPOINT NETWORK/TRIBUNE MEDIA SERVICES

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