La Libertad de Expresión en la Internet Es un Derecho Fundamental
Global Viewpoint - Spanish
Word Count: 972
Bernard Kouchner es ministro del exterior de Francia y fundador de Medecins Sans Frontieres.
Bernard Kouchner
PARIS -- En 2015, 3,500 millones de personas -- la mitad de la humanidad -- tendrán acceso a la Internet. Nunca ha habido una revolución así en la libertad de comunicación y libertad de expresión. Pero, ¿cómo será usado este medio? ¿Qué nuevas distorsiones y obstáculos desarrollarán los enemigos de la Internet?
La tecnología moderna se presta para lo mejor y lo peor. Los sitios de la red extremistas, difamatorios y racistas diseminan odiosas opiniones en tiempo real. Han convertid a la Internet rn una arma para la guerra y el odio. Los sitios web son atacados y usuarios de la web reclutados mediante salas de chat para destructivos planes. Violentos movimientos están infiltrando las redes sociales para extender propaganda e información falsa. Es muy difícil para las democracias controlarlos. No suscribo a la inocente creencia de que una nueva tecnología, sin embargo, por poderosa y eficiente que sea, habrá por su naturaleza de avanzar la libertad en todos los frentes.
Pero, al mismo tiempo, las distorsiones son la excepción más que la regla. La Internet es por encima de todo el más fantástico medio para romper los muros y límites que nos separan de los demás. Para los pueblos oprimidos a quienes se ha robado su derecho a la autoexpresión y el derecho a escoger su propio futuro, la Internet provee un poder que va más allá de sus más alocadas esperanzas. En minutos, nuevas imágenes grabadas por un teléfono pueden diseminarse por todo el mundo en el ciberespacio. Es crecientemente difícil ocultar una demostración pública, un acto de represión o violación a los derechos humanos.
En los países autoritarios y represivos, los teléfonos móviles y la Internet han dado cabida a la opinión pública y a la sociedad civil. También han dado a los ciudadanos un medio crítico de expresión, a pesar de todas sus restricciones.
Sin embargo, la tentación de reprimir la libertad de expresión siempre está presente. El número de países que censuran la Internet, que monitorean a los usuarios de la web y los castigan por sus opiniones, está creciendo a una tasa alarmante. La Internet puede usarse en contra de los ciudadanos. Puede ser una formidable herramienta para captar información y detectar a los potenciales disidentes. Algunos regímenes ya están adquiriendo sofisticada tecnología para la vigilancia.
Si todos los que tienen apego a los derechos humanos y a la democracia se negaran a comprometer sus principios y utilizaran la Internet para defender la libertad de expresión, esta clase de represión sería mucho más difícil. No hablo de la libertad absoluta que abre la puerta a toda clase de abusos. Nadie está promoviendo eso. En lugar de ello, hablo de la verdadera libertad, que se basa en los principios del respeto por la dignidad humana y los derechos humanos.
En los últimos pocos años, instituciones multilaterales como el Consejo para Europa, y las organizaciones no gubernamentales, como Reporteros Sin fronteras, junto a miles de individuos alrededor del mundo, han hecho un fuerte compromiso con estos temas. Esto es prueba, si se necesitara prueba, de que el tema no enfrenta a occidente contra el resto del mundo. No menos de 180 países reunidos para la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información reconocieron que la Declaración Universal de los Derechos Humanos se aplica plenamente a la Internet, especialmente el artículo 19, que establece libertad de expresión y libertad de opinión. Aún así, alrededor de 50 países no cumplen con sus compromisos.
En ocasión del Día Mundial de la Libertad de Prensa la semana pasada, reuní a expertos, líderes de ONGs, periodistas, empresarios e intelectuales. Sus discusiones han confirmado mi convicción de que el camino que deseamos tomar es el correcto. Creo que debemos crear un instrumento internacional para monitorear los compromisos que han hecho los gobiernos y pedir que cumplan cuando fallen. Creo que debemos proveer asistencia a los ciberdisidentes, quienes han de recibir el mismo apoyo que otras víctimas de la represión política, y mostrar nuestra solidaridad con ellos públicamente, en estrecha colaboración con las ONGs que trabajan en estos temas. Creo que también debemos discutir la conveniencia de adoptar un código de conducta respecto a la exportación de tecnologías para censurar la Internet y seguir la huella de los usuarios de la red.
Estas cuestiones, junto con otras, como la protección de la información personal en la Internet y el derecho a la amnistía digital para todos, promovida por mi colega Nathalie Kosciusko-Morizet, debe promoverse dentro de un marco que una al gobierno, la sociedad civil y los expertos internacionales.
Otro proyecto está cerca de mi corazón. Será una larga y difícil tarea implementarlo, pero es crítico. Es dar a la Internet status legal que refleje su universalidad. Algo que la reconozca como espacio internacional, de manera que sea más difícil que los gobiernos represivos utilicen su soberanía como argumento contra las libertades fundamentales.
Esta es una cuestión crítica. Creo que la batalla de ideas ha comenzado con, de un lado, los defensores de una Internet abierta e universal, basada en la libertad de expresión y la libertad de asociación, en la tolerancia y respeto por la privacidad y del otro lado, quienes quieren transformar a la Internet en una multitud de espacios cerrados entre sí para servir a los propósitos de un régimen, propaganda y todas formas de fanatismo.
La libertad de expresión es "la base de todas las demás libertades." Sin ella, no hay "naciones libres," dijo Voltaire. El espíritu de la ilustración, que es universal, debe correr por todos los nuevos medios. La defensa de las libertades fundamentales y los derechos humanos debe ser la prioridad del gobierno del a Internet. Es asunto de todos.
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miércoles, 12 de mayo de 2010
martes, 11 de mayo de 2010
GREEK CRISIS IS ONLY TIP OF SOVEREIGN DEBT ICEBERG
http://bit.ly/djFwll
Roubini: Greek Crisis is Only Tip of Sovereign Debt Iceberg
By Nouriel Roubini
Global Viewpoint
Word Count: 944
Nouriel Roubini, a professor of economics at New York University and chairman of Roubini Global Economics has come to be popularly known as "Dr. Doom" for having predicted the recent financial crisis. He is author of "Crisis Economics: A Crash Course in the Future of Finance." His comments here are adapted from remarks at the Milken Global Conference in Beverly Hills, California, on Wednesday, April 28.
LOS ANGELES -- Financial crises have occurred very often in history. They are caused by unsustainable bubbles that go bust, and from excessive risk-taking and debt-leveraging by the private sector during the bubble. Then in the wake of, and as part of the response to, the economic downturn, government debts and deficits grow to unsustainable levels that can lead to default or inflation if not corrected. The crisis we are going through now follows this pattern.
Today there is a lot of talk about "de-leveraging," yet the data shows that de-leveraging has barely begun. Debt ratios in the corporate sector as well as households in the U.S. have essentially stabilized at high levels.
At the same time, we are seeing a massive "re-leveraging" of the public sector with budget deficits on the order of 10 percent of GDP. The IMF and OECD are projecting that the stock of public debt in advanced economies is going to double and reach an average level of 100 percent of GDP in the coming years.
This is all actually quite typical of what happens in a financial crisis. What explains this re-leveraging? First, "automatic stabilizers" (such as unemployment compensation) came into play during the recession. Second, countercyclical fiscal policies (such as tax cuts and spending increases) have been implemented by government to avoid depression because private demand is collapsing. Third, we have decided to socialize some of the private losses in the financial, corporate and housing sectors and put them on the balance sheet of the government.
So, there is a massive buildup of public debt. And the lesson of history is that unless this buildup of sovereign debt is tackled eventually by raising taxes and controlling spending, then there are only two outcomes: default or high inflation.
Historically, we have seen a series of defaults and sovereign debt crises in both advanced and emerging market economies. If you are a country like the U.S., the U.K. or Japan that can monetize its fiscal deficits, then you won't have a sovereign debt event but high inflation that erodes the value of public debt. Inflation is therefore basically a capital transfer from creditors and savers to borrowers and dissavers, essentially from the private sector to the government.
While the markets these days are worrying about Greece, it is only the tip of the iceberg, or the canary in the coal mine of a much broader range of fiscal crises. Today it is Greece. Tomorrow it will be Spain, Portugal, Ireland and Iceland. Sooner or later Japan and the U.S. will be at the core of the problem, shaking the global economy.
We need to recognize that we are in the next stage of financial crisis. The coming issue is not private-sector liabilities, but pubic-sector liabilities.
Revived economic growth alone will not generate enough tax revenue to relieve this sovereign debt crisis. Fiscal deficits are huge and structural. They are not due solely to a cyclical downturn in growth but to long-term commitments such as pensions, social security and health care. To avoid default or high inflation, the advanced economies will require some combination of raising revenues through taxes and cutting government spending.
In Europe, where tax rates are already very high, the right adjustment is cutting spending instead of raising taxes further. In the U.S., the average tax burden as a share of GDP is much lower than in other advanced economies. The right adjustment for the U.S. would be to phase in revenue increases gradually over time so that you don't kill the recovery while controlling the growth of government spending.
What worries me most is the political gridlock in Washington. While everyone agrees that $10 trillion deficits (by the Obama administration's own estimates) for the next decade are not sustainable, there is no political will to act. The two parties are completely divided. Effectively, the Republicans are against any form of revenue increases. The Democrats are against spending cuts, especially of entitlements.
If the Republicans take control of the House of Representatives in the next election and refuse any revenue increases while the Democrats veto spending cuts, the path of least resistance will be runaway fiscal deficits which will then be monetized by the Federal Reserve, which has already embarked on this path. In just the last year alone, the Federal Reserve has bought $1.8 trillion of Treasury securities and agency debt, a course that will inevitably lead to high inflation if sustained. It is what is popularly known as printing money.
In Greece (with yields higher than 12 percent on two-year bonds -- ed.) or Spain or Portugal, the bond markets are forcing an adjustment. In spite of the recession, the markets are telling them to either straighten out their problems or go bankrupt.
Unfortunately, there is no such adjustment being forced upon Washington at the moment because the bond market has not woken up to the dangers ahead. You can borrow at a zero percent rate on the short end and 3.6 percent on the long end. As a result, the political system is going to resist fiscal consolidation. This means the risk of something serious happening in the U.S. in the next two or three years is significant.
(c) GLOBAL VIEWPOINT NETWORK/TRIBUNE MEDIA SERVICES
Roubini: Greek Crisis is Only Tip of Sovereign Debt Iceberg
By Nouriel Roubini
Global Viewpoint
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Nouriel Roubini, a professor of economics at New York University and chairman of Roubini Global Economics has come to be popularly known as "Dr. Doom" for having predicted the recent financial crisis. He is author of "Crisis Economics: A Crash Course in the Future of Finance." His comments here are adapted from remarks at the Milken Global Conference in Beverly Hills, California, on Wednesday, April 28.
LOS ANGELES -- Financial crises have occurred very often in history. They are caused by unsustainable bubbles that go bust, and from excessive risk-taking and debt-leveraging by the private sector during the bubble. Then in the wake of, and as part of the response to, the economic downturn, government debts and deficits grow to unsustainable levels that can lead to default or inflation if not corrected. The crisis we are going through now follows this pattern.
Today there is a lot of talk about "de-leveraging," yet the data shows that de-leveraging has barely begun. Debt ratios in the corporate sector as well as households in the U.S. have essentially stabilized at high levels.
At the same time, we are seeing a massive "re-leveraging" of the public sector with budget deficits on the order of 10 percent of GDP. The IMF and OECD are projecting that the stock of public debt in advanced economies is going to double and reach an average level of 100 percent of GDP in the coming years.
This is all actually quite typical of what happens in a financial crisis. What explains this re-leveraging? First, "automatic stabilizers" (such as unemployment compensation) came into play during the recession. Second, countercyclical fiscal policies (such as tax cuts and spending increases) have been implemented by government to avoid depression because private demand is collapsing. Third, we have decided to socialize some of the private losses in the financial, corporate and housing sectors and put them on the balance sheet of the government.
So, there is a massive buildup of public debt. And the lesson of history is that unless this buildup of sovereign debt is tackled eventually by raising taxes and controlling spending, then there are only two outcomes: default or high inflation.
Historically, we have seen a series of defaults and sovereign debt crises in both advanced and emerging market economies. If you are a country like the U.S., the U.K. or Japan that can monetize its fiscal deficits, then you won't have a sovereign debt event but high inflation that erodes the value of public debt. Inflation is therefore basically a capital transfer from creditors and savers to borrowers and dissavers, essentially from the private sector to the government.
While the markets these days are worrying about Greece, it is only the tip of the iceberg, or the canary in the coal mine of a much broader range of fiscal crises. Today it is Greece. Tomorrow it will be Spain, Portugal, Ireland and Iceland. Sooner or later Japan and the U.S. will be at the core of the problem, shaking the global economy.
We need to recognize that we are in the next stage of financial crisis. The coming issue is not private-sector liabilities, but pubic-sector liabilities.
Revived economic growth alone will not generate enough tax revenue to relieve this sovereign debt crisis. Fiscal deficits are huge and structural. They are not due solely to a cyclical downturn in growth but to long-term commitments such as pensions, social security and health care. To avoid default or high inflation, the advanced economies will require some combination of raising revenues through taxes and cutting government spending.
In Europe, where tax rates are already very high, the right adjustment is cutting spending instead of raising taxes further. In the U.S., the average tax burden as a share of GDP is much lower than in other advanced economies. The right adjustment for the U.S. would be to phase in revenue increases gradually over time so that you don't kill the recovery while controlling the growth of government spending.
What worries me most is the political gridlock in Washington. While everyone agrees that $10 trillion deficits (by the Obama administration's own estimates) for the next decade are not sustainable, there is no political will to act. The two parties are completely divided. Effectively, the Republicans are against any form of revenue increases. The Democrats are against spending cuts, especially of entitlements.
If the Republicans take control of the House of Representatives in the next election and refuse any revenue increases while the Democrats veto spending cuts, the path of least resistance will be runaway fiscal deficits which will then be monetized by the Federal Reserve, which has already embarked on this path. In just the last year alone, the Federal Reserve has bought $1.8 trillion of Treasury securities and agency debt, a course that will inevitably lead to high inflation if sustained. It is what is popularly known as printing money.
In Greece (with yields higher than 12 percent on two-year bonds -- ed.) or Spain or Portugal, the bond markets are forcing an adjustment. In spite of the recession, the markets are telling them to either straighten out their problems or go bankrupt.
Unfortunately, there is no such adjustment being forced upon Washington at the moment because the bond market has not woken up to the dangers ahead. You can borrow at a zero percent rate on the short end and 3.6 percent on the long end. As a result, the political system is going to resist fiscal consolidation. This means the risk of something serious happening in the U.S. in the next two or three years is significant.
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martes, 4 de mayo de 2010
LOOKING FOR THE MARK OF THE MEDITERRANEAN DIET.
ENVIRONMENTAL NUTRITION
(ATTENTION EDITORS: This column ends with the words, “…beautiful life ala Mediterranean.” If the column you see below concludes any other way, you have received an incomplete version. Please contact TMS customer service at 800-346-8798 for a retransmission.)
Looking for the Mark of the Mediterranean Diet
By Sharon Palmer, R.N.
Tribune Media Services
You don’t have to live on a Greek island to appreciate the health benefits of a Mediterranean diet.
Well-publicized research links eating the Mediterranean way with a number of positive effects, including lengthened life, anti-cancer and anti-depression properties, weight management, protection against Alzheimer’s disease, improved symptoms of rheumatoid arthritis, and decreased risk of heart disease, high blood pressure, high blood cholesterol and diabetes. And don’t forget that Mediterranean cuisine is more than just healthy—it’s delicious.
With so many good reasons to dive into Mediterranean food, what’s keeping you from taking the plunge? For many people, the question is simple: “How do I get started?” Contrary to what you might think, the Mediterranean diet is not an exotic way of eating foods, or a “diet” in the sense of something you might go “on” or “off.”
Instead, consider the Mediterranean diet as a lifestyle followed by residents of the countries surrounding the Mediterranean Sea (Egypt, Morocco, Syria, Tunisia, Turkey, Algeria, Greece, Albania, Israel, Spain, Italy, France, Croatia, Lebanon, Libya and Malta). The main ingredients of the Mediterranean diet include:
Abundant amounts of whole grains, fruits and vegetables.
Moderate portions of cheese and yogurt.
Healthy fats, like olive oil, nuts, avocados and canola oil.
Wine in moderation, usually with meals, if you drink.
Fish and seafood.
Small amounts of red meat, only a few times per month.
Daily physical activity.
BRINGING THE MEDITERRRANEAN DIET HOME
Many of the principles of the Mediterranean diet can be applied to your own style of eating. Try switching your cooking oil to olive oil, eat more of your favorite whole plant foods like grains, fruits, vegetables and legumes, cook fish more often and exercise every day—and you’re just about there. Check out our examples of how to “Med–up” your diet to see how easy it is.
“Marking” Mediterranean. Another fun and tasty way to ease your way into Mediterranean eating is to look for traditional Mediterranean foods that bear the Med Mark (a program of the Mediterranean Foods Alliance), a symbol placed on food and beverages that represent the core foods and drinks of the Mediterranean diet.
The Med Mark, currently on more than 160 food and beverage products ranging from tomato sauce to extra virgin olive oil, means that the product meets nutritional criteria based on research on the Mediterranean diet and the U.S. Food and Drug Administration’s definition of “healthy.” A product must contain:
No added trans fats in any amount.
No more than 8 percent of total calories from saturated fat.
No more than 480 milligrams of sodium for side items and snacks or 600 milligrams for entrees.
No more than 4 grams of added sugar.
So now that you know how easy it is to “Med-up” your favorite dishes or find traditional Mediterranean foods in supermarkets, it’s time to get started and enjoy the beautiful life ala Mediterranean.
(Reprinted with permission from Environmental Nutrition, a monthly publication of Belvoir Media Group.
© 2009 BELVOIR MEDIA GROUP, LLC. 800-829-5384.
DISTRIBUTED BY TRIBUNE MEDIA SERVICES, INC.
ENVIRONMENTAL NUTRITION NEWSLETTER
lunes, 19 de abril de 2010
The Euro's Fiscal Policy Will Give Pause to Reserve-Currency Allocators
(NOTICE: Please note the joint byline on this piece.)
The Euro's Fiscal Policy Will Give Pause to Reserve-Currency Allocators
By Ian Bremmer and Jon Levy, Tribune Media Services
Bremmer, Ian
Word Count: 801
Posted 03/15/2010 at 5:56 pm EST
For Release 03/15/2010
The Greek crisis is making clear a reality long ignored or glossed over: Eurozone fiscal policy is messy and opaque. This is not a short-term phenomenon, nor can any concerted action change this fact. Global central banks, sovereign wealth firms and other major entities are going to revise their currency-allocation strategies based on this new recognition. This process is just beginning, but it suggests a roadblock to the euro taking up a greater share of reserve-currency allocations.
At first glance, there is a strong case for the euro to emerge as an increasingly important part of the global reserve-currency mix. It is very liquid; is accepted in highly competitive, globalized economies; and has international convertibility. Eurozone monetary policy, hewing to a strict price stability mandate may be more predictable than in any other regime. European powers have few contentious political relationships in the world. In a non-polar, anti-hegemonic world, all of these factors can be seen by global reserve-currency allocators as attractive arguments for holding an increased share of euros relative to dollars.
Throughout the Greek crisis -- which is by no means over -- much attention has focused on a European solution, the idea that somehow Germany, France or the EU institutions could bring clarity and predictability to Greek budget politics. This vain expectation should signal the death knell of an era in which the euro was falsely considered to be analogous to the dollar, or a souped-up version of the old deutschmark, the pound, the yen or the Swiss franc.
In all of the above currency regimes, fiscal policy was the product of domestic decision-making. This is not the case in the eurozone because there is no such thing as a single domestic policy.
In the eurozone, fiscal policy decisions are made by 16 different governments. They are supposed to be guided by benchmarks governing the levels of government debt and deficits -- with limits set at 60 percent and 3 percent of GDP, respectively. When governments breach these limits, the European commission can launch an "Excessive Deficit Procedure," intended to force countries to correct violations. This procedure can lead to legal, administrative and financial punishments.
However, there is ample evident that the threat of punishment has little dissuasive weight: Greece has never complied with debt rules; only three countries are currently not under excessive deficit procedures, and two of those are effectively city-states; in 2005, the German and French governments, unwilling to meet deficit limits, simply forced through revisions to the rules of the game.
This policy structure means that to figure out what the eurozone's governments will tax and what they will spend is a complex, constantly evolving process.
The very notion of a reserve currency is conservative; it suggests a maximal interest in capital preservation, contingency planning and crisis management. A bias toward predictability and clarity naturally follows.
At any given time, exchange rates may reflect a set of assumptions about fiscal policy. However, it is the structural nature of eurozone fiscal policy, rather than any current trends, that present the most significant challenge to the idea of the euro as a reserve currency.
European policymakers cannot alter this reality. Trying to create consolidated eurozone fiscal policy is politically toxic -- particularly as it would be seen as a backdoor means to transfer wealth from countries with lower debt levels to those with higher levels.
Even if these political hurdles could be overcome, opacity and uncertainty would still prevail. In areas in which there is a great deal of centralized policy power -- such as trade policy -- national and other interest groups shape policy to a high degree. This creates a separate, but no less challenging, source of uncertainty. Thus, from a reserve allocation perspective, new fiscal policy mechanisms will do little to bring greater clarity. Just as with the Greek budget crisis, there is simply no European solution. The problem with the euro is a fundamentally European problem.
If there is to be any policy response to the Greek mess, it will probably be the establishment of a eurozone sovereign lender of last-resort facility -- a eurozone version of the IMF.
However, any new facility is unlikely to deal with yet another highly problematic issue in the EU: the lack of a formal mechanism to deal with a potential cross-border banking crisis that is too large to be managed by a single country. This is yet another potential surprise hiding in plain sight in the eurozone -- and yet another risk that will give any prudent central banker pause when thinking about ramping up relative euro exposure.
(Ian Bremmer is president of Eurasia Group, a political-risk consultancy. Jon Levy is the Europe analyst for Eurasia Group. They can be reached via e-mail at research@eurasiagroup.net.)
(C) 2010 TRIBUNE MEDIA SERVICES, INC.
The Euro's Fiscal Policy Will Give Pause to Reserve-Currency Allocators
By Ian Bremmer and Jon Levy, Tribune Media Services
Bremmer, Ian
Word Count: 801
Posted 03/15/2010 at 5:56 pm EST
For Release 03/15/2010
The Greek crisis is making clear a reality long ignored or glossed over: Eurozone fiscal policy is messy and opaque. This is not a short-term phenomenon, nor can any concerted action change this fact. Global central banks, sovereign wealth firms and other major entities are going to revise their currency-allocation strategies based on this new recognition. This process is just beginning, but it suggests a roadblock to the euro taking up a greater share of reserve-currency allocations.
At first glance, there is a strong case for the euro to emerge as an increasingly important part of the global reserve-currency mix. It is very liquid; is accepted in highly competitive, globalized economies; and has international convertibility. Eurozone monetary policy, hewing to a strict price stability mandate may be more predictable than in any other regime. European powers have few contentious political relationships in the world. In a non-polar, anti-hegemonic world, all of these factors can be seen by global reserve-currency allocators as attractive arguments for holding an increased share of euros relative to dollars.
Throughout the Greek crisis -- which is by no means over -- much attention has focused on a European solution, the idea that somehow Germany, France or the EU institutions could bring clarity and predictability to Greek budget politics. This vain expectation should signal the death knell of an era in which the euro was falsely considered to be analogous to the dollar, or a souped-up version of the old deutschmark, the pound, the yen or the Swiss franc.
In all of the above currency regimes, fiscal policy was the product of domestic decision-making. This is not the case in the eurozone because there is no such thing as a single domestic policy.
In the eurozone, fiscal policy decisions are made by 16 different governments. They are supposed to be guided by benchmarks governing the levels of government debt and deficits -- with limits set at 60 percent and 3 percent of GDP, respectively. When governments breach these limits, the European commission can launch an "Excessive Deficit Procedure," intended to force countries to correct violations. This procedure can lead to legal, administrative and financial punishments.
However, there is ample evident that the threat of punishment has little dissuasive weight: Greece has never complied with debt rules; only three countries are currently not under excessive deficit procedures, and two of those are effectively city-states; in 2005, the German and French governments, unwilling to meet deficit limits, simply forced through revisions to the rules of the game.
This policy structure means that to figure out what the eurozone's governments will tax and what they will spend is a complex, constantly evolving process.
The very notion of a reserve currency is conservative; it suggests a maximal interest in capital preservation, contingency planning and crisis management. A bias toward predictability and clarity naturally follows.
At any given time, exchange rates may reflect a set of assumptions about fiscal policy. However, it is the structural nature of eurozone fiscal policy, rather than any current trends, that present the most significant challenge to the idea of the euro as a reserve currency.
European policymakers cannot alter this reality. Trying to create consolidated eurozone fiscal policy is politically toxic -- particularly as it would be seen as a backdoor means to transfer wealth from countries with lower debt levels to those with higher levels.
Even if these political hurdles could be overcome, opacity and uncertainty would still prevail. In areas in which there is a great deal of centralized policy power -- such as trade policy -- national and other interest groups shape policy to a high degree. This creates a separate, but no less challenging, source of uncertainty. Thus, from a reserve allocation perspective, new fiscal policy mechanisms will do little to bring greater clarity. Just as with the Greek budget crisis, there is simply no European solution. The problem with the euro is a fundamentally European problem.
If there is to be any policy response to the Greek mess, it will probably be the establishment of a eurozone sovereign lender of last-resort facility -- a eurozone version of the IMF.
However, any new facility is unlikely to deal with yet another highly problematic issue in the EU: the lack of a formal mechanism to deal with a potential cross-border banking crisis that is too large to be managed by a single country. This is yet another potential surprise hiding in plain sight in the eurozone -- and yet another risk that will give any prudent central banker pause when thinking about ramping up relative euro exposure.
(Ian Bremmer is president of Eurasia Group, a political-risk consultancy. Jon Levy is the Europe analyst for Eurasia Group. They can be reached via e-mail at research@eurasiagroup.net.)
(C) 2010 TRIBUNE MEDIA SERVICES, INC.
viernes, 9 de abril de 2010
EL PROTECCIONISMO CONTRA CHINA NO ES LA RESPUESTA A LOS PROBLEMAS DE AMERICA (Entrevista a Henry Paulson por Francis Fukuyama)
Francis Fukuyama Habla con Henry Paulson: El Proteccionismo Contra China No es la Respuesta a los Problemas de América
Global Viewpoint - Spanish
Word Count: 1675
Francis Fukuyama es autor de "The End of History and the Last Man" ("El Fin de la Historia y el Último Hombre") Henry Paulson fue Secretario del tesoro Americano, cuyas memorias, "On the Brink: Inside the Race to Stop the Collapse of the Global Financial System" ("Al Borde del Precipicio: Dentro de la Carrera por Evitar el Colapso del Sistema Financiero Golbal") acaban de ser publicadas. Esta conversación aparecerá en el próximo número de The American Interest y fue puesta a disposición de la Global Viewpoint Network.
Francis Fukuyama: Usted pudo conocer al liderazgo chino cuando estuvo en Goldman Sachs, mucho antes de ser Secretario del Tesoro. Pero incluso durante ese periodo en que hizo muchísimos viajes a China, muchos observadores expresaban preocupación por las implicaciones de los grandes desequilibrios estructurales en la economía global: tantos ahorros acumulados en China, tanta deuda sumándose en Estados Unidos, y tanto dinero exterior fluyendo de vuelta al sistema bancario y financiero de los Estados Unidos en formas que podrían haber alentado la toma de riesgos y contribuido a la burbuja de los bienes raíces. Mirando hacia atrás, ¿qué peso de la responsabilidad asigna usted a esos desequilibrios por la forma en que se desarrolló la crisis en la segunda mitad de 2008?
Henry Paulson: Una gran parte de los desequilibrios, emana de nuestra proclividad aquí en estados Unidos a no ahorrar -- como nación y como individuos, y a pedir demasiado prestado. Hay diversas políticas que contribuyen a esta propensión: nuestro código fiscal, por ejemplo, que cobra impuestos al los ahorros y al capital y alienta el consumo; y el peso de diversas de nuestras políticas de vivienda, que estimularon el mercado de la vivienda mediante los programas de Fannie Mae, Freddie Mac, FHA, el código fiscal y en otras formas que contribuyeron a la inflación de los activos. Por contraste, hay diversas naciones -- incluyendo a China, por supuesto -- en donde las tasas de ahorro son altas, y donde el consumo doméstico juega un pequeño papel en su economía.
Cuando llegué a ser Secretario del Tesoro, establecimos el Diálogo Económico Estratégico para hacer frente a nuestra relación económica con China. Y a través de la SED buscamos maneras prácticas de enfrentar los desequilibrios económicos. Esto incluía la cuestión cambiaria porque avanzar hacia una divisa impulsada por el mercado aceleraría el progreso de la reforma y ayudaría a la transición de China hacia niveles más altos de consumo doméstico y a la producción de bienes y servicios de mayor valor agregado, alejándola de la sobredependencia de exportaciones de bajo costo y menor valor agregado.
Pero también peleaba por la reforma de los mercados de capital y la apertura de sus mercados de capital a una mayor competencia, no porque tratara de hacer ningún favor a los banqueros, sino porque creía que un vibrante mercado doméstico de capital ayudaría a China a hacer frente a las transformaciones estructurales que querían alcanzar. Un ejemplo que usaba con frecuencia es que, en China, los individuos con sus ahorros en depósitos bancarios recibían muy bajas tasas de intereses, muy por debajo de la inflación. Debido a la ineficiencia de los mercados de capital, estaban, en esencia, pagando por ahorrar, incapaces de obtener un dividendo significativo con sus ahorros. Y por supuesto los inadecuados programas de retiro del gobierno y otras redes de seguridad llevaban a altos niveles de ahorro precautorio. También nos concentrábamos en los muy altos niveles de ahorros corporativos en China, particularmente en las empresas propiedad del gobierno. Así es que sí, es-
taba al tanto de los desequilibrios.
Fukuyama: Hemos estado hablando hasta quedarnos sin aliento sobre la clase de liberalización que acaba usted de mencionar, y por supuesto de la revisión del valor del renminbi. Los resultados han sido disparejos, ¿no es así?
Paulson: Sí, así han sido. Mientras fui Secretario del Tesoro, vimos un movimiento sustancial en el renminbi. Eso demuestra, creo, que la forma correcta de hacer frente a los chinos es directamente y en privado, reconociendo que otorgan una enorme prioridad al desarrollo económico y a la reforma. Necesitamos continuar presentando las amplias ventajas de una reforma que incluya varias dimensiones. Se hace mucho énfasis en la divisa, porque es fácil que la gente lo comprenda. Pero la cuestión de la divisa es sólo una de diversos factores significativos. Continúo creyendo que es del interés de China, así como del propio, que continúe hacia la transición completa a una economía de mercado. Necesitamos privada, continua y fuertemente presentar argumentos en cuanto al por qué es del mejor interés de China, sin embargo, evitando las acusaciones y los sermones públicos.
Fukuyama: Permítame hacer de abogado del diablo en esto. Me parece que ningún funcionario americano ha considerado con gran seriedad adoptar una posición dura hacia ellos. Una forma de pensar en la política china actual es equipararla con alguna forma de política industrial. Pero a diferencia de los coreanos y de los japoneses, los chinos no están subsidiando un sector particular, como el petroquímico. Básicamente están dando a toda la región manufacturera de la costa una gran ventaja sobre el resto del mundo conservando su divisa ligada al dólar y su actual e irrazonable baja tasa. Si a nosotros nos hace daño, está absolutamente matando a los europeos y a todos los demás en Asia. En cierto sentido, China ha estado en efecto desindustrializando a una gran parte del resto del mundo. He estado en maquiladoras en América Latina desde el fin del acuerdo de la microfibra y he visto de primera mano cómo la capacidad de manufactura está siendo absorbida hacia fuera de estos países hacia China.
Si hubiésemos de considerar el subsidio de facto que hace China mediante su política cambiaria actual como en teoría nada diferente a un subsidio directo a sus industrias manufactureras y de exportaciones, la forma normal de hacer frente a ello sería con un arancel u otra clase de sanción. Ello podría llevarnos a una serie de amenazas y contra amenazas, pero eventualmente descubrirían un incentivo para cambiar su política. Una analogía podrían ser los acuerdos Plaza con Japón en los 1980s, cuando los japoneses similarmente acumularon un enorme desequilibrio. Debido a que Japón era un aliado de Estados unidos, y debido a que Japón se preocupaba precisamente de la respuesta proteccionista, acordaron hacer una gran revaluación del yen. Pero hemos tratado a China, que no es una aliada y cuyos desequilibrios son todavía más grandes que los de Japón, mucho más laxamente. ¿por qué?
Paulson: He escuchado estos argumentos, y los comprendo, pero no creo que los aranceles o el proteccionismo sea la respuesta. Y hay, por supuesto, diversos países en el mundo que no tienen divisas determinadas por el mercado, pero lo que es extraordinario aquí es tener una economía tan importante, tan grande y tan integrada en la economía global en términos de bienes y servicios que no tiene todavía una divisa impulsada por el mercado o un sistema financiero abierto.
Entonces es importante para China avanzar más rápidamente hacia una divisa movida por el mercado, que es la meta declarada. Pero, presentar el caso no debería ser tarea de Estados Unidos tan sólo. El FMI, por ejemplo, también tiene un importante papel qué jugar, al igual que otros socios comerciales. Y de nuevo, hay factores además de la divisa que son importantes aquí, como el grado al que los ahorros corporativos no se pagan en dividendos. La imagen que emerge es compleja. Creo que China está comprometida con la reforma, y que es de gran interés para ellos continuar moviendo su divisa. Necesitamos alentar la aceleración de este proceso mientras trabajamos por enfrentar nuestros propios desequilibrios.
Fukuyama: Permítame preguntarle sobre la respuesta de los chinos a esta crisis. Ahora todos aplauden a China por su realmente grande estímulo, y por el hecho de que sólo sufrieron por un trimestre más o menos. (El último trimestre mostraron de nuevo un crecimiento del 10%). Obviamente se sienten muy bien con ellos mismos como resultado. Pero me parece que su respuesta a la crisis fue simplemente hacer más de lo que tradicionalmente han hecho, que es completar la demanda externa faltante a través de enormes gastos en infraestructura que privilegian en grande a los manufactureros de la costa contra su población consumidora rural. ¿Cree que esto se sostenible?
Paulson: primero que nada, en términos de su respuesta, creo que uno de los beneficios de la SED fue que tuvimos una participación activa y que establecimos una relación de confianza. Entonces los chinos fueron de gran apoyo mientras trabajábamos por salir de la crisis. Hablábamos con ellos regularmente y esto benefició a ambos países.
En segundo lugar, todos necesitábamos que la economía de China siguiera creciendo. Si no hubiera sido así, estaríamos mucho peor ahora. Doy a los chinos mucho crédito por el estímulo. Creo que la acción más importante fue aumentar los créditos bancarios en más de $1 billón. Ciertamente habrá algunas repercusiones de ello, no todas atractivas, pero creo que fue un positivo neto.
Creo, también, que los chinos comprenden que hay más qué hacer. Hay diversos países en el mundo en los que la diferencia entre los escaños más altos y más bajos de la escala económica se están ampliando, y esto es algo con lo que los chinos están preocupados en su propio país. Creo que el compromiso con la reforma incluye encontrar formas de repartir más ampliamente la riqueza. Una forma de lograrlo es alentar un incremento en el consumo doméstico y menos dependencia de las exportaciones para el crecimiento.
Ciertamente esto llevará tiempo. Pero de nuevo, los desequilibrios son bilaterales y no podemos pasar por alto nuestro propio gusto por gastar de más, consumir de más y pedir prestado de más. Debemos, y habremos de continuar colaborando fuertemente con los chinos, pero tenemos importantes responsabilidades propias a las que debemos hacer frente. No nos hará ningún bien encoger estas responsabilidades concentrándonos demasiado en China.
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Word Count: 1675
Francis Fukuyama es autor de "The End of History and the Last Man" ("El Fin de la Historia y el Último Hombre") Henry Paulson fue Secretario del tesoro Americano, cuyas memorias, "On the Brink: Inside the Race to Stop the Collapse of the Global Financial System" ("Al Borde del Precipicio: Dentro de la Carrera por Evitar el Colapso del Sistema Financiero Golbal") acaban de ser publicadas. Esta conversación aparecerá en el próximo número de The American Interest y fue puesta a disposición de la Global Viewpoint Network.
Francis Fukuyama: Usted pudo conocer al liderazgo chino cuando estuvo en Goldman Sachs, mucho antes de ser Secretario del Tesoro. Pero incluso durante ese periodo en que hizo muchísimos viajes a China, muchos observadores expresaban preocupación por las implicaciones de los grandes desequilibrios estructurales en la economía global: tantos ahorros acumulados en China, tanta deuda sumándose en Estados Unidos, y tanto dinero exterior fluyendo de vuelta al sistema bancario y financiero de los Estados Unidos en formas que podrían haber alentado la toma de riesgos y contribuido a la burbuja de los bienes raíces. Mirando hacia atrás, ¿qué peso de la responsabilidad asigna usted a esos desequilibrios por la forma en que se desarrolló la crisis en la segunda mitad de 2008?
Henry Paulson: Una gran parte de los desequilibrios, emana de nuestra proclividad aquí en estados Unidos a no ahorrar -- como nación y como individuos, y a pedir demasiado prestado. Hay diversas políticas que contribuyen a esta propensión: nuestro código fiscal, por ejemplo, que cobra impuestos al los ahorros y al capital y alienta el consumo; y el peso de diversas de nuestras políticas de vivienda, que estimularon el mercado de la vivienda mediante los programas de Fannie Mae, Freddie Mac, FHA, el código fiscal y en otras formas que contribuyeron a la inflación de los activos. Por contraste, hay diversas naciones -- incluyendo a China, por supuesto -- en donde las tasas de ahorro son altas, y donde el consumo doméstico juega un pequeño papel en su economía.
Cuando llegué a ser Secretario del Tesoro, establecimos el Diálogo Económico Estratégico para hacer frente a nuestra relación económica con China. Y a través de la SED buscamos maneras prácticas de enfrentar los desequilibrios económicos. Esto incluía la cuestión cambiaria porque avanzar hacia una divisa impulsada por el mercado aceleraría el progreso de la reforma y ayudaría a la transición de China hacia niveles más altos de consumo doméstico y a la producción de bienes y servicios de mayor valor agregado, alejándola de la sobredependencia de exportaciones de bajo costo y menor valor agregado.
Pero también peleaba por la reforma de los mercados de capital y la apertura de sus mercados de capital a una mayor competencia, no porque tratara de hacer ningún favor a los banqueros, sino porque creía que un vibrante mercado doméstico de capital ayudaría a China a hacer frente a las transformaciones estructurales que querían alcanzar. Un ejemplo que usaba con frecuencia es que, en China, los individuos con sus ahorros en depósitos bancarios recibían muy bajas tasas de intereses, muy por debajo de la inflación. Debido a la ineficiencia de los mercados de capital, estaban, en esencia, pagando por ahorrar, incapaces de obtener un dividendo significativo con sus ahorros. Y por supuesto los inadecuados programas de retiro del gobierno y otras redes de seguridad llevaban a altos niveles de ahorro precautorio. También nos concentrábamos en los muy altos niveles de ahorros corporativos en China, particularmente en las empresas propiedad del gobierno. Así es que sí, es-
taba al tanto de los desequilibrios.
Fukuyama: Hemos estado hablando hasta quedarnos sin aliento sobre la clase de liberalización que acaba usted de mencionar, y por supuesto de la revisión del valor del renminbi. Los resultados han sido disparejos, ¿no es así?
Paulson: Sí, así han sido. Mientras fui Secretario del Tesoro, vimos un movimiento sustancial en el renminbi. Eso demuestra, creo, que la forma correcta de hacer frente a los chinos es directamente y en privado, reconociendo que otorgan una enorme prioridad al desarrollo económico y a la reforma. Necesitamos continuar presentando las amplias ventajas de una reforma que incluya varias dimensiones. Se hace mucho énfasis en la divisa, porque es fácil que la gente lo comprenda. Pero la cuestión de la divisa es sólo una de diversos factores significativos. Continúo creyendo que es del interés de China, así como del propio, que continúe hacia la transición completa a una economía de mercado. Necesitamos privada, continua y fuertemente presentar argumentos en cuanto al por qué es del mejor interés de China, sin embargo, evitando las acusaciones y los sermones públicos.
Fukuyama: Permítame hacer de abogado del diablo en esto. Me parece que ningún funcionario americano ha considerado con gran seriedad adoptar una posición dura hacia ellos. Una forma de pensar en la política china actual es equipararla con alguna forma de política industrial. Pero a diferencia de los coreanos y de los japoneses, los chinos no están subsidiando un sector particular, como el petroquímico. Básicamente están dando a toda la región manufacturera de la costa una gran ventaja sobre el resto del mundo conservando su divisa ligada al dólar y su actual e irrazonable baja tasa. Si a nosotros nos hace daño, está absolutamente matando a los europeos y a todos los demás en Asia. En cierto sentido, China ha estado en efecto desindustrializando a una gran parte del resto del mundo. He estado en maquiladoras en América Latina desde el fin del acuerdo de la microfibra y he visto de primera mano cómo la capacidad de manufactura está siendo absorbida hacia fuera de estos países hacia China.
Si hubiésemos de considerar el subsidio de facto que hace China mediante su política cambiaria actual como en teoría nada diferente a un subsidio directo a sus industrias manufactureras y de exportaciones, la forma normal de hacer frente a ello sería con un arancel u otra clase de sanción. Ello podría llevarnos a una serie de amenazas y contra amenazas, pero eventualmente descubrirían un incentivo para cambiar su política. Una analogía podrían ser los acuerdos Plaza con Japón en los 1980s, cuando los japoneses similarmente acumularon un enorme desequilibrio. Debido a que Japón era un aliado de Estados unidos, y debido a que Japón se preocupaba precisamente de la respuesta proteccionista, acordaron hacer una gran revaluación del yen. Pero hemos tratado a China, que no es una aliada y cuyos desequilibrios son todavía más grandes que los de Japón, mucho más laxamente. ¿por qué?
Paulson: He escuchado estos argumentos, y los comprendo, pero no creo que los aranceles o el proteccionismo sea la respuesta. Y hay, por supuesto, diversos países en el mundo que no tienen divisas determinadas por el mercado, pero lo que es extraordinario aquí es tener una economía tan importante, tan grande y tan integrada en la economía global en términos de bienes y servicios que no tiene todavía una divisa impulsada por el mercado o un sistema financiero abierto.
Entonces es importante para China avanzar más rápidamente hacia una divisa movida por el mercado, que es la meta declarada. Pero, presentar el caso no debería ser tarea de Estados Unidos tan sólo. El FMI, por ejemplo, también tiene un importante papel qué jugar, al igual que otros socios comerciales. Y de nuevo, hay factores además de la divisa que son importantes aquí, como el grado al que los ahorros corporativos no se pagan en dividendos. La imagen que emerge es compleja. Creo que China está comprometida con la reforma, y que es de gran interés para ellos continuar moviendo su divisa. Necesitamos alentar la aceleración de este proceso mientras trabajamos por enfrentar nuestros propios desequilibrios.
Fukuyama: Permítame preguntarle sobre la respuesta de los chinos a esta crisis. Ahora todos aplauden a China por su realmente grande estímulo, y por el hecho de que sólo sufrieron por un trimestre más o menos. (El último trimestre mostraron de nuevo un crecimiento del 10%). Obviamente se sienten muy bien con ellos mismos como resultado. Pero me parece que su respuesta a la crisis fue simplemente hacer más de lo que tradicionalmente han hecho, que es completar la demanda externa faltante a través de enormes gastos en infraestructura que privilegian en grande a los manufactureros de la costa contra su población consumidora rural. ¿Cree que esto se sostenible?
Paulson: primero que nada, en términos de su respuesta, creo que uno de los beneficios de la SED fue que tuvimos una participación activa y que establecimos una relación de confianza. Entonces los chinos fueron de gran apoyo mientras trabajábamos por salir de la crisis. Hablábamos con ellos regularmente y esto benefició a ambos países.
En segundo lugar, todos necesitábamos que la economía de China siguiera creciendo. Si no hubiera sido así, estaríamos mucho peor ahora. Doy a los chinos mucho crédito por el estímulo. Creo que la acción más importante fue aumentar los créditos bancarios en más de $1 billón. Ciertamente habrá algunas repercusiones de ello, no todas atractivas, pero creo que fue un positivo neto.
Creo, también, que los chinos comprenden que hay más qué hacer. Hay diversos países en el mundo en los que la diferencia entre los escaños más altos y más bajos de la escala económica se están ampliando, y esto es algo con lo que los chinos están preocupados en su propio país. Creo que el compromiso con la reforma incluye encontrar formas de repartir más ampliamente la riqueza. Una forma de lograrlo es alentar un incremento en el consumo doméstico y menos dependencia de las exportaciones para el crecimiento.
Ciertamente esto llevará tiempo. Pero de nuevo, los desequilibrios son bilaterales y no podemos pasar por alto nuestro propio gusto por gastar de más, consumir de más y pedir prestado de más. Debemos, y habremos de continuar colaborando fuertemente con los chinos, pero tenemos importantes responsabilidades propias a las que debemos hacer frente. No nos hará ningún bien encoger estas responsabilidades concentrándonos demasiado en China.
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jueves, 25 de marzo de 2010
BARGHOUTI: NO HABRA NEGOCIACIONES CON ISRAEL HASTA QUE CESEN LOS ASENTAMIENTOS
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Barghouti: No Habrá Negociaciones Con Israel Hasta que Cesen los Asentamientos
Global Viewpoint - Spanish
Word Count: 1021
Mustafa Barghouti, miembro del consejo central de la Organización para la Liberación de Palestina y frecuente crítico del Presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas, habló con Edmund Sanders, reportero de Los Angeles Times el miércoles sobre lo que las recientes tensiones entre EUA e Israel significan para los palestinos.
P. Hasta ahora, la Autoridad Palestina había estado sorprendentemente callada durante este enfrentamiento diplomático entre Estados Unidos e Israel. ¿Po qué piensa que es esto?
R. Puede que traten de guardar silencio porque quieren dejar que este conflicto interno entre EUA e Israel avance sin interferencia.
P. Entonces, ¿es cuestión de esperar con un poco de palomitas y disfrutar la función?
R. Quizá. Pero es muy peligroso sentarse y no hacer nada. Ya hemos visto a Hillary Clinton atemperar sus comentarios (criticando al gobierno de Israel), por lo que las cosas pueden regresar a la antigua dirección si los palestinos no adoptan una fuerte postura. La pasividad no ayuda. Necesitamos una política proactiva para mostrar al mundo y a la administración americana, en particular, cómo los palestinos hemos sido abiertos y lo que hemos hecho por implementar el mapa carretero (el plan de paz esbozado por Estados Unidos).
P. ¿Consideran los palestinos la reciente sacudida de la "inmutable" liga entre Estados Unidos e Israel como una oportunidad?
R. Absolutamente. Ha creado una gran oportunidad para nosotros en el nivel internacional. Es demasiado claro hoy que la política israelí está haciendo daño a los intereses americanos en el Medio Oriente y regiones circundantes, Haciendo más daños a la imagen de la política exterior americana en todo el mundo y en casa. Tenemos a una superpotencia que está siendo secuestrada por un país como Israel, y por las razones erróneas. Si estamos defendiendo una buena causa, está bien. Pero esto es acerca de la defensa del último sistema colonial de la historia moderna.
P. En lo concerniente a las pláticas de paz, con frecuencia se juega a ver qué lado es percibido como un obstáculo. En el año pasado, ha ido de Israel a los palestinos y ahora, algunos dirían, de nuevo a Israel. ¿Le provee esto más fuerza?
R. Creo que estamos más allá de ese juego. Hay cuestiones mucho más importantes ahora. Luego de 18 años de las improductivas llamadas pláticas de paz, los palestinos están en peor situación que cuando comenzamos. Cuando firmamos el acuerdo de Oslo (en 1993) había 200,000 colonos israelíes (En la Ribera Occidental y en Jerusalén). Ahora tenemos más de 530,000. EUA e Israel y la comunidad internacional han permitido que el proceso de paz se convierta en un sustituto para la paz misma. Se ha convertido en una excusa para la falta de paz.
P. Algunos piensan que Obama está adoptando una postura dura frente a Israel para ganarse la aprobación de árabes y palestinos. Si esto es cierto, ¿está funcionando?
R. No, no está funcionando. ¿Qué postura? Mire la posición americana sobre la implementación del mapa carretero. Teníamos muchas reservas, pero lo implementamos. Israel no ha hecho nada. ¿Dónde está la postura americana en ese sentido? Israel es como un niño malo que hace lo que quiere y la madre y el padre le siguen permitiendo que se porte mal. Es hora de disciplinarlo. Pero quienes se supone que deben estar disciplinándolo son incapaces. Están paralizados. Actualmente Israel hace cualquier cosa que quiere y nadie dice, "ya basta."
P. Algunos dirían que eso lo que está haciendo Estados Unidos ahora con el asentamiento de viviendas en Ramat Shlomo, donde los israelíes han anunciado planes para 600 nuevas unidades. ¿Qué tan importante es el resultado de este enfrentamiento?
R. Tenemos un tema específico ahora: No son 200 temas que la gente no pueda recordar y concentrarse en ellos. Es un tema: los asentamientos. ¿Por qué ahora? Porque hemos alcanzado un punto crítico. Fue un error permitir que continuara la expansión de los asentamientos en el pasado porque ahora hemos llegado a un punto crítico en el que cualquier asentamiento adicional significará el fina de la solución de los dos estados.
Si EUA, en este momento crítico y con las cosas tan claras, es incapaz de presionar a Israel para que detenga la actividad de asentamiento, entonces seamos honestos y admitamos que EUA no puede ser el mediador en este caso.
P. ¿Ha dado esto valor a la Autoridad Palestina o la avergüenza? Abbas se arriesgó al acordar pláticas de paz indirectas y ahora podrían colapsar aún antes de comenzar.
R. Esto ha debilitado a la AP más que antes. Creo que esa era una de las metas del (Primer Ministro Israelí Benjamin) Netanyahu. [El Martes]tuvimos un día de levantamientos en todas partes. Ello significa que todas estas conversaciones diplomáticas y acciones de la AP están perdiendo todo significado y quedando al margen. Las cosas comienzan a ocurrir en las calles. Los palestinos están pasando por alto al liderazgo palestino y decidiendo confrontar los hechos israelíes en el terreno con los hechos palestinos en el terreno.
P. ¿Saldrán los hamas ganadores, ya que siempre se han opuesto a las conversaciones de paz pidiendo otro levantamiento?
R. No veo que se fortalezcan, pero tampoco se están debilitando.
P. Si Israel no se olvida del proyecto de Ramat Shlomo, deben los palestinos participar en conversaciones indirectas?
A. Definitivamente no. Esta no es una opción. Continuar las pláticas de proximidad mientras continúan los asentamientos afectará cualquier credibilidad restante de la autoridad a los ojos del pueblo de Palestina.
P. Hemos estado viendo más protestas palestinas. ¿Es éste el inicio de otra Intifada?
R. No sé lo que queremos decir por Intifada. Es una palabra que significa muchas cosas para muchas personas. Si se refiere usted a la primera Intifada (a finales de los 1980s) que principalmente gente del pueblo, no armada, no violenta, en contra de un enorme ejército militar, entonces quizá la respuesta sea sí. Pero se refiere a la segunda Intifada (2000-2005), que fue vista por el mundo como palestinos conduciendo acciones militares, no es eso. Es un nuevo estilo de no violencia. Es algo noble.
(c) Los Angeles Times Syndicate Dist. by Global Viewpoint Network/Tribune Media Services.
Barghouti: No Habrá Negociaciones Con Israel Hasta que Cesen los Asentamientos
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Mustafa Barghouti, miembro del consejo central de la Organización para la Liberación de Palestina y frecuente crítico del Presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas, habló con Edmund Sanders, reportero de Los Angeles Times el miércoles sobre lo que las recientes tensiones entre EUA e Israel significan para los palestinos.
P. Hasta ahora, la Autoridad Palestina había estado sorprendentemente callada durante este enfrentamiento diplomático entre Estados Unidos e Israel. ¿Po qué piensa que es esto?
R. Puede que traten de guardar silencio porque quieren dejar que este conflicto interno entre EUA e Israel avance sin interferencia.
P. Entonces, ¿es cuestión de esperar con un poco de palomitas y disfrutar la función?
R. Quizá. Pero es muy peligroso sentarse y no hacer nada. Ya hemos visto a Hillary Clinton atemperar sus comentarios (criticando al gobierno de Israel), por lo que las cosas pueden regresar a la antigua dirección si los palestinos no adoptan una fuerte postura. La pasividad no ayuda. Necesitamos una política proactiva para mostrar al mundo y a la administración americana, en particular, cómo los palestinos hemos sido abiertos y lo que hemos hecho por implementar el mapa carretero (el plan de paz esbozado por Estados Unidos).
P. ¿Consideran los palestinos la reciente sacudida de la "inmutable" liga entre Estados Unidos e Israel como una oportunidad?
R. Absolutamente. Ha creado una gran oportunidad para nosotros en el nivel internacional. Es demasiado claro hoy que la política israelí está haciendo daño a los intereses americanos en el Medio Oriente y regiones circundantes, Haciendo más daños a la imagen de la política exterior americana en todo el mundo y en casa. Tenemos a una superpotencia que está siendo secuestrada por un país como Israel, y por las razones erróneas. Si estamos defendiendo una buena causa, está bien. Pero esto es acerca de la defensa del último sistema colonial de la historia moderna.
P. En lo concerniente a las pláticas de paz, con frecuencia se juega a ver qué lado es percibido como un obstáculo. En el año pasado, ha ido de Israel a los palestinos y ahora, algunos dirían, de nuevo a Israel. ¿Le provee esto más fuerza?
R. Creo que estamos más allá de ese juego. Hay cuestiones mucho más importantes ahora. Luego de 18 años de las improductivas llamadas pláticas de paz, los palestinos están en peor situación que cuando comenzamos. Cuando firmamos el acuerdo de Oslo (en 1993) había 200,000 colonos israelíes (En la Ribera Occidental y en Jerusalén). Ahora tenemos más de 530,000. EUA e Israel y la comunidad internacional han permitido que el proceso de paz se convierta en un sustituto para la paz misma. Se ha convertido en una excusa para la falta de paz.
P. Algunos piensan que Obama está adoptando una postura dura frente a Israel para ganarse la aprobación de árabes y palestinos. Si esto es cierto, ¿está funcionando?
R. No, no está funcionando. ¿Qué postura? Mire la posición americana sobre la implementación del mapa carretero. Teníamos muchas reservas, pero lo implementamos. Israel no ha hecho nada. ¿Dónde está la postura americana en ese sentido? Israel es como un niño malo que hace lo que quiere y la madre y el padre le siguen permitiendo que se porte mal. Es hora de disciplinarlo. Pero quienes se supone que deben estar disciplinándolo son incapaces. Están paralizados. Actualmente Israel hace cualquier cosa que quiere y nadie dice, "ya basta."
P. Algunos dirían que eso lo que está haciendo Estados Unidos ahora con el asentamiento de viviendas en Ramat Shlomo, donde los israelíes han anunciado planes para 600 nuevas unidades. ¿Qué tan importante es el resultado de este enfrentamiento?
R. Tenemos un tema específico ahora: No son 200 temas que la gente no pueda recordar y concentrarse en ellos. Es un tema: los asentamientos. ¿Por qué ahora? Porque hemos alcanzado un punto crítico. Fue un error permitir que continuara la expansión de los asentamientos en el pasado porque ahora hemos llegado a un punto crítico en el que cualquier asentamiento adicional significará el fina de la solución de los dos estados.
Si EUA, en este momento crítico y con las cosas tan claras, es incapaz de presionar a Israel para que detenga la actividad de asentamiento, entonces seamos honestos y admitamos que EUA no puede ser el mediador en este caso.
P. ¿Ha dado esto valor a la Autoridad Palestina o la avergüenza? Abbas se arriesgó al acordar pláticas de paz indirectas y ahora podrían colapsar aún antes de comenzar.
R. Esto ha debilitado a la AP más que antes. Creo que esa era una de las metas del (Primer Ministro Israelí Benjamin) Netanyahu. [El Martes]tuvimos un día de levantamientos en todas partes. Ello significa que todas estas conversaciones diplomáticas y acciones de la AP están perdiendo todo significado y quedando al margen. Las cosas comienzan a ocurrir en las calles. Los palestinos están pasando por alto al liderazgo palestino y decidiendo confrontar los hechos israelíes en el terreno con los hechos palestinos en el terreno.
P. ¿Saldrán los hamas ganadores, ya que siempre se han opuesto a las conversaciones de paz pidiendo otro levantamiento?
R. No veo que se fortalezcan, pero tampoco se están debilitando.
P. Si Israel no se olvida del proyecto de Ramat Shlomo, deben los palestinos participar en conversaciones indirectas?
A. Definitivamente no. Esta no es una opción. Continuar las pláticas de proximidad mientras continúan los asentamientos afectará cualquier credibilidad restante de la autoridad a los ojos del pueblo de Palestina.
P. Hemos estado viendo más protestas palestinas. ¿Es éste el inicio de otra Intifada?
R. No sé lo que queremos decir por Intifada. Es una palabra que significa muchas cosas para muchas personas. Si se refiere usted a la primera Intifada (a finales de los 1980s) que principalmente gente del pueblo, no armada, no violenta, en contra de un enorme ejército militar, entonces quizá la respuesta sea sí. Pero se refiere a la segunda Intifada (2000-2005), que fue vista por el mundo como palestinos conduciendo acciones militares, no es eso. Es un nuevo estilo de no violencia. Es algo noble.
(c) Los Angeles Times Syndicate Dist. by Global Viewpoint Network/Tribune Media Services.
viernes, 12 de marzo de 2010
UNA AMERICA EN DECADENCIA DEBE ENFRENTAR EL CRECIMIENTO DE CHINA BAJO SUS PROPIAS CONDICIONES.
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Una América en Decadencia Debe Enfrentar el Crecimiento de China Bajo Sus Propias Condiciones
Por Martin Jacques
Global Viewpoint - Spanish
Martin Jacques es autor de "When China Rules the World: The End of the Western World and the Birth of a New Global Order" ("Cuando China Gobierne al Mundo: El Fin del Mundo Occidental y el Nacimiento del Nuevo Orden Global").
LONDRES - Los enfrentamientos entre Estados Unidos y China parecen estarse volviendo más numerosos y más serios. Los chinos objetaron en términos fuertes el último trato de venta de armas americanas a Taiwán y amenazaron con sanciones en contra de las compañías involucradas. El presidente Obama acusó recientemente a los chinos de manipulación cambiaria. En Davos, Larry Summers, el director del Consejo Nacional Económico de la Casa Blanca, hizo un ataque oblicuo contra China por referirse a una política mercantilista.
El desacuerdo entre China y EUA en la cumbre climática de Copenhagen en diciembre ha continuado reverberando. El gobierno chino reaccionó fuertemente contra las pretensiones de Google -- apoyadas por la administración americana -- de que los ciberataques en su contra se habían originado en China y su declaración de que ya no cooperaría con la censura del gobierno a la Internet. EUA ha criticado crecientemente a China por su falta de voluntad para acordar sanciones contra Irán. Y finalmente el gobierno chino acusa a la administración de EUA por interferir en sus asuntos internos al insistir en una entre Barack Obama y el Dalai Lama en Washington.
Las cuestiones de contención se han producido rápida y fuertemente. En su mayoría, sin embargo, son difícilmente nuevas. La reacción china al trato de armas con Taiwán era completamente predecible, siendo la única novedad la amenaza de sanciones. Taiwán sigue siendo la prioridad más importante para la política exterior china. Su respuesta al Dalai Lama en Washington es igualmente predecible.
Las declaraciones de Obama y Summers sobre la manipulación cambiaria y el mercantilismo respectivamente son un poco diferentes. Cierto, no son totalmente nuevas; el Secretario del Tesoro Timothy Geithner acusó a los chinos de manipulación cambiaria en enero de 2009. Pero desde la mal-juzgada declaración de Geithner, la administración americana ha preferido ahora ser más discreta.
Google y el cambio climático son relativamente nuevos huesos de la discordia. Pero no debe uno sorprenderse por estas disputas. El ascenso de China significa que ahora está involucrada en áreas del mundo y en temas en donde previamente tenía poco o nada en juego. Al volverse China crecientemente una potencia global con intereses por promover y defender en todo el mundo, entrará probablemente en conflicto con Estados Unidos sobre un creciente número de temas.
Parecería que la relación chino-americana está entrando en una fase marcadamente diferente. La cuestión clave es si esto llevará a una creciente acrimonia entre los dos países hasta el punto en que la relación bilateral entre ellos se vea seriamente dañada o si las relaciones generalmente positivas de las últimas tres décadas pueden continuar.
Hay un cambio más subyacente en su relación; el ascenso de China y la declinación de Estados Unidos. Aunque nada de esto es nuevo, esta última acaba de comenzar a reconocerse desde la crisis financiera global. Las expresiones del cambio del poder entre los dos son numerosas. La autoconfianza de China ha aumentado y, en una cierta forma, se ha vuelto más asertiva.
Esto ha sido más evidente en la forma en que China ha -- comprensiblemente -- expresado su preocupación por el valor del dólar, dando cabida a la cuestión de nuevos derechos especiales de cambio basados en la reserva de divisas, y culpado a la crisis financiera global al comportamiento de los bancos de occidente, especialmente americanos; aunque también puede verse en un cambio más general, aunque sutil, en las actitudes chinas.
Sería erróneo, sin embargo, concluir que ha habido un gran cambio en el enfoque chino hacia Estados Unidos. Por el contrario, las prioridades chinas fundamentales siguen como fueron marcadas por Deng Xiaoping. La avasalladora prioridad es el crecimiento económico y elevar a decenas de millones de la pobreza, y creando el ambiente externo más favorable para la búsqueda de este objetivo, que ha significado, y continua significando, sobre todo lo demás, una relación favorable con Estados Unidos.
Aunque los chinos pudieran jugar su mano con un poco más de autoconfianza y con una cierta mayor asertividad., no veo evidencia significativa que hayan abandonado su antigua y fuel postura. Por el contrario, ha funcionado bien para ellos y continúa así. El tiempo está de su lado, y por ello pueden darse el lujo de ser pacientes.
Pero, ¿qué para Estados Unidos? El hecho de que Estados Unidos acabe apenas de comenzar a despertar al hecho de que está en declinación es causa de seria preocupación. Está completamente impreparado para lo que ello podría significar que: ya no puede tratar con otros como lo ha hecho, que ya no puede asumir una posición de superioridad en sus tratos con China, y que tiene que buscar un entendimiento de China en vez de esperar que ésta continúe tocando el segundo violín.
Esta tardía conciencia de un debilitamiento de Estados Unidos ha ocurrido demasiado abrupta y precipitadamente para que su significado e implicaciones puedan ser apropiadamente digeridas por las élites políticas o el público americano. De hecho, la mayoría todavía niegan el hecho. Una clásica ilustración es la ampliamente expresada furia y frustración en los medios y círculos políticos en contra de la relativamente contrita actitud del presidente Obama hacia los chinos durante su visita a China en noviembre. De hecho, Obama tuvo razón en dos sentidos: primero, EUA tiene que aprender ahora a tratar con China en igualdad de condiciones y segundo, debe tener cuidado con el papel de China como su acreedora.
Dicho simplemente: La principal preocupación no es que China sea demasiado grande para sus botas -- cuando menos en el corto plazo -- sino un creciente sentimiento de frustración americana de que sus botas no son ya tan grandes como fueron antes o deberían ser, junto con una falta de disposición o una terca negación a tratar con China sobre ninguna otra base que no sean las condiciones americanas.
Las consecuencias podrían ser muy serias. Las relaciones entre los dos países podrían constantemente deteriorarse con implicaciones negativas para el resto del mundo. Esto no hará ningún bien a nadie. Hará las cosas muy difíciles para China y podría hacer más lento su progreso, pero Estados Unidos podría sufrir todavía más.
China no debe confundirse en la mentalidad americana con una Unión Soviética versión 2. Es un adversario muy diferente y mucho más formidable cuya fuerza última no es equipamiento militar sino poderío económico, y cuya arma diplomática no es el sable sino una gran paciencia.
(c) 2010 GLOBAL VIEWPOINT NETWORK/TRIBUNE MEDIA SERVICES
Una América en Decadencia Debe Enfrentar el Crecimiento de China Bajo Sus Propias Condiciones
Por Martin Jacques
Global Viewpoint - Spanish
Martin Jacques es autor de "When China Rules the World: The End of the Western World and the Birth of a New Global Order" ("Cuando China Gobierne al Mundo: El Fin del Mundo Occidental y el Nacimiento del Nuevo Orden Global").
LONDRES - Los enfrentamientos entre Estados Unidos y China parecen estarse volviendo más numerosos y más serios. Los chinos objetaron en términos fuertes el último trato de venta de armas americanas a Taiwán y amenazaron con sanciones en contra de las compañías involucradas. El presidente Obama acusó recientemente a los chinos de manipulación cambiaria. En Davos, Larry Summers, el director del Consejo Nacional Económico de la Casa Blanca, hizo un ataque oblicuo contra China por referirse a una política mercantilista.
El desacuerdo entre China y EUA en la cumbre climática de Copenhagen en diciembre ha continuado reverberando. El gobierno chino reaccionó fuertemente contra las pretensiones de Google -- apoyadas por la administración americana -- de que los ciberataques en su contra se habían originado en China y su declaración de que ya no cooperaría con la censura del gobierno a la Internet. EUA ha criticado crecientemente a China por su falta de voluntad para acordar sanciones contra Irán. Y finalmente el gobierno chino acusa a la administración de EUA por interferir en sus asuntos internos al insistir en una entre Barack Obama y el Dalai Lama en Washington.
Las cuestiones de contención se han producido rápida y fuertemente. En su mayoría, sin embargo, son difícilmente nuevas. La reacción china al trato de armas con Taiwán era completamente predecible, siendo la única novedad la amenaza de sanciones. Taiwán sigue siendo la prioridad más importante para la política exterior china. Su respuesta al Dalai Lama en Washington es igualmente predecible.
Las declaraciones de Obama y Summers sobre la manipulación cambiaria y el mercantilismo respectivamente son un poco diferentes. Cierto, no son totalmente nuevas; el Secretario del Tesoro Timothy Geithner acusó a los chinos de manipulación cambiaria en enero de 2009. Pero desde la mal-juzgada declaración de Geithner, la administración americana ha preferido ahora ser más discreta.
Google y el cambio climático son relativamente nuevos huesos de la discordia. Pero no debe uno sorprenderse por estas disputas. El ascenso de China significa que ahora está involucrada en áreas del mundo y en temas en donde previamente tenía poco o nada en juego. Al volverse China crecientemente una potencia global con intereses por promover y defender en todo el mundo, entrará probablemente en conflicto con Estados Unidos sobre un creciente número de temas.
Parecería que la relación chino-americana está entrando en una fase marcadamente diferente. La cuestión clave es si esto llevará a una creciente acrimonia entre los dos países hasta el punto en que la relación bilateral entre ellos se vea seriamente dañada o si las relaciones generalmente positivas de las últimas tres décadas pueden continuar.
Hay un cambio más subyacente en su relación; el ascenso de China y la declinación de Estados Unidos. Aunque nada de esto es nuevo, esta última acaba de comenzar a reconocerse desde la crisis financiera global. Las expresiones del cambio del poder entre los dos son numerosas. La autoconfianza de China ha aumentado y, en una cierta forma, se ha vuelto más asertiva.
Esto ha sido más evidente en la forma en que China ha -- comprensiblemente -- expresado su preocupación por el valor del dólar, dando cabida a la cuestión de nuevos derechos especiales de cambio basados en la reserva de divisas, y culpado a la crisis financiera global al comportamiento de los bancos de occidente, especialmente americanos; aunque también puede verse en un cambio más general, aunque sutil, en las actitudes chinas.
Sería erróneo, sin embargo, concluir que ha habido un gran cambio en el enfoque chino hacia Estados Unidos. Por el contrario, las prioridades chinas fundamentales siguen como fueron marcadas por Deng Xiaoping. La avasalladora prioridad es el crecimiento económico y elevar a decenas de millones de la pobreza, y creando el ambiente externo más favorable para la búsqueda de este objetivo, que ha significado, y continua significando, sobre todo lo demás, una relación favorable con Estados Unidos.
Aunque los chinos pudieran jugar su mano con un poco más de autoconfianza y con una cierta mayor asertividad., no veo evidencia significativa que hayan abandonado su antigua y fuel postura. Por el contrario, ha funcionado bien para ellos y continúa así. El tiempo está de su lado, y por ello pueden darse el lujo de ser pacientes.
Pero, ¿qué para Estados Unidos? El hecho de que Estados Unidos acabe apenas de comenzar a despertar al hecho de que está en declinación es causa de seria preocupación. Está completamente impreparado para lo que ello podría significar que: ya no puede tratar con otros como lo ha hecho, que ya no puede asumir una posición de superioridad en sus tratos con China, y que tiene que buscar un entendimiento de China en vez de esperar que ésta continúe tocando el segundo violín.
Esta tardía conciencia de un debilitamiento de Estados Unidos ha ocurrido demasiado abrupta y precipitadamente para que su significado e implicaciones puedan ser apropiadamente digeridas por las élites políticas o el público americano. De hecho, la mayoría todavía niegan el hecho. Una clásica ilustración es la ampliamente expresada furia y frustración en los medios y círculos políticos en contra de la relativamente contrita actitud del presidente Obama hacia los chinos durante su visita a China en noviembre. De hecho, Obama tuvo razón en dos sentidos: primero, EUA tiene que aprender ahora a tratar con China en igualdad de condiciones y segundo, debe tener cuidado con el papel de China como su acreedora.
Dicho simplemente: La principal preocupación no es que China sea demasiado grande para sus botas -- cuando menos en el corto plazo -- sino un creciente sentimiento de frustración americana de que sus botas no son ya tan grandes como fueron antes o deberían ser, junto con una falta de disposición o una terca negación a tratar con China sobre ninguna otra base que no sean las condiciones americanas.
Las consecuencias podrían ser muy serias. Las relaciones entre los dos países podrían constantemente deteriorarse con implicaciones negativas para el resto del mundo. Esto no hará ningún bien a nadie. Hará las cosas muy difíciles para China y podría hacer más lento su progreso, pero Estados Unidos podría sufrir todavía más.
China no debe confundirse en la mentalidad americana con una Unión Soviética versión 2. Es un adversario muy diferente y mucho más formidable cuya fuerza última no es equipamiento militar sino poderío económico, y cuya arma diplomática no es el sable sino una gran paciencia.
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